Su marido siempre había querido verla follando con un perro y finalmente ella dijo que aceptaría follar con un perro. Él no se lo pensó dos veces y fue directamente a filmar el evento, para poder ver más tarde a su traviesa esposa follando con un gran perro. Puso cachondo al animal y enseguida se hundió en la dura polla del perro, que se moría por correrse en la boca de la perra.
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